Manuel Quaranta. Argentina, Septiembre 2019 – ¿Épica del descubrimiento o infamia y genocidio? ¿Gloria eterna o vergüenza perpetua? En realidad, la realidad, ¿cómo pensar un acontecimiento (en términos de Alan Badiou) de tal magnitud –la Conquista de América: el surgimiento del otro radical– sino en su doblez intestina, en los pliegues desiertos de sentido de su propio acaecer? Digamos, algo ocurre –un acontecimiento es más que la mera ocurrencia de algo– en el desierto del sentido o desierto de sentido y somos nosotros los encargados de regar la tierra para que brote –equívoco siempre, múltiple y frágil– uno. Para que brote y luego se disuelva y luego vuelva a brotar. ¿Españoles malos, Aztecas buenos, Incas sumisos? ¿Quién es quién en esta historia –¿quiénes han sido obliterados de esta historia?–? ¿Cómo discernir, prescindiendo de arbitrariedades afectivas –quizás un nuevo nombre de lo políticamente correcto–, las crueldades cometidas por los diferentes imperios –¿o sólo designamos con la palabra imperio a nuestro atacante–? ¿Arrancarle el corazón a un ser humano u ofrendar niños a las deidades constituyen actos más, menos o iguales de atroces que esclavizar, degradar, torturar? ¿Qué criterio utilizar –procurando en lo posible sortear los anacronismos–? ¿Cómo juzgar con cierta precisión el saqueo hispánico si ignoramos que mediante esa acción vandálica ellos se llevaron –además de metales preciosos– una parte de nuestra América que los acompaña –y determina– cinco siglos después? Entonces, ¿qué hay de nosotros en ellos?, ¿qué pervive de nuestra cultura en la cultura del conquistador?, ¿no fue el encuentro de ambas civilizaciones un camino de ida y vuelta?, ¿no resultaría más productivo a los fines reflexivos asignarle al choque –porque hubo un choque– cultural, un cariz dialéctico –de un choque nada ni nadie sale completamente ileso–?; un cariz dialéctico que –he aquí lo productivo– nos devuelva, sintomático e incisivo, un nuevo interrogante: ¿qué nosotros somos nosotros?
Poéticas del derrumbe es una obra, una investigación y un principio de archivo. Esta obra nace a partir de mis vivencias como mujer extranjera, argentina, latinoamericana, residiendo actualmente en Madrid, España.
Dentro de esta experiencia, he experimentado las presiones sociales que obligan a dejar de lado ciertas características que demarcan la propia identidad cultural: el acento, el lenguaje, las tradiciones, los objetos cotidianos, etc.; para adaptarse a un país que no es el propio y así, poder integrarse.
El proyecto se desarrolla a partir de la investigación sobre las teorías decoloniales y como estas pueden ser reflexionadas desde Europa y particularmente desde España, a través de la practica artística.
Dichas prácticas llevadas a cabo, se desarrollan en el campo fotográfico, la instalación y la acción en la esfera pública. Parten de la experiencia cotidiana, donde buscan construir un intersticio para la reflexión.
Dichas piezas realizadas responden a tres ejes, tres capítulos: lo impuesto, lo apropiado y lo recreado. En relación a lo impuesto, se trabaja en torno al idioma español; a lo apropiado se trabajará en torno a la materia prima: los alimentos traídos a España desde América, con los que se realizan las comidas típicas españolas, y la madera con la que se construyeron algunos edificios de la época colonial. Respecto a lo recreado, se trabaja en torno al invernadero y la simulación para construir climas, entre ellos los de América.
Para la exposición en Habitar la línea, se propone mostrar parte del capítulo: lo apropiado. El mismo consta de una serie de naturalezas muertas realizadas con las principales comidas típicas españolas, y sus ingredientes, los alimentos traídos de América como lo son la papa, el tomate, el pimiento, las judías, el pimiento de padrón, etc. Para la realización de las imágenes, trabajo con la construcción de una pieza, en este caso un fondo transportable. Éste es desbordado por su contenido: una descomposición de la receta, donde también se alude a las materialidades y envases contaminantes que se utilizan para la comercialización de estas comidas al por mayor.
La acumulación y construcción de estos bodegones no buscan ser una simple representación, si no un material de divulgación y conocimiento, en el cual una metáfora sutil revisa un hecho histórico atravesado por su pasado y presente.