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La práctica del desplazamiento de Daniel Ventura

Exposición – La práctica del desplazamiento de Daniel Ventura, del 13 al 19 de diciembre.
JULIO CÉSAR ABAD VIDAL. La obra de Daniel Ventura (México, D. F., 1984) parece desafiar el imperativo tácito que rige la obra de los artistas jóvenes: la explotación hasta la extenuación de un recurso –con frecuencia tan carente de profundidad alguna como desmedido de sensacionalismo– que permita su reconocimiento inmediato en cado uno de sus trabajos y les granjee así una familiaridad que idealmente les introducirá con mayor facilidad en el circuito comercial e institucional del arte. Por el contrario, el trabajo de Ventura se caracteriza hasta el presente por una conspicua heterogeneidad temática, formal y de procedimientos que despliega simultáneamente. Pese a su juventud, Ventura ha desarrollado su trabajo en medios y procesos tan diversos como la cerámica, habiéndose beneficiado para ello en 2008 de una residencia Piaristen Kunst Forum en Viena en la que desarrolló vaciados de un elemento cargado por la práctica del recorrido y el caminar: sus zapatillas (tenis), la poesía visual, mediante, por ejemplo, el serrado de una puerta hasta dotarle de la forma de los avisos que se cuelgan en los pomos de las puertas de los hoteles y en el que ha pintado Bitte stören –“se ruega molestar”–, una pintura figurativa de carácter matérico, los retrato de cuerpo entero de diversas personas, tanto próximas a su círculo personal como por completo ajenas, mediante un grafismo muy sintético sobre papeles de mediano formato, así como la intervención en el espacio público y la escultura de manipulación de objetos encontrados.
En 2012 emprendió una práctica urbana que denominó Viandante. Prácticas de señalización, en la que descubría sucesiones regulares de líneas en objetos tales como una pila de ladrillos o un contenedor de agua, sobre los que aplicaría pintura al esmalte monocroma en segmentos de sección constante, en acciones en las que la obra de Daniel Buren se constituye en referente, y pintó con aerosol amarillo las traviesas (durmientes) de un ferrocarril en un atajo frecuente y prohibido. Asimismo, procedió a subrayar visualmente mediante su marcado con cintas adhesivas las sombras de las vallas de un puente, haciendo de cada estructura metálica una suerte de gnomon efímero y carente de pautas. Intervenciones, todas ellas, que brindaba de modo anónimo y que ha dejado de realizar provisionalmente ante los problemas que le ocasionó ser sorprendido por las autoridades.
Artista que se aventura, que ha hecho de la ciudad su lienzo, Daniel Ventura ha otorgado protagonismo en numerosas obras gráficas y escultóricas a un objeto encontrado: las cajas de mercancías alimentarias (guacales) que halla en las calles y en el exterior de los mercados de su ciudad natal. Constituido en el material privilegiado para su producción escultórica, Ventura ha desarrollado con notable rigor geométrico variaciones sobre estas cajas, para lo que procede al desmontaje de todos sus elementos  y la construcción de nuevos conjuntos incorporando la integridad de las partes que las conformaban. En su serie en curso Constricciones, se ha implicado en conjuntos escultóricos muy complejos que han llegado a constituirse en instalaciones para espacios específicos (Oficina de arte, México, D.F.). Para ello se ha servido de un número muy elevado de los elementos rectangulares (40 x 30 x 7 cm) que, unidos por sus cuatro ángulos y un fondo, conforman las cajas, y que había desmontado diligente y previamente al efecto. Conjuntos que se ha dispuesto formando, entre otras figuras, una pirámide y una pilastra de sección ortogonal, y que, en ocasiones, ha desmoronado para introducir en su trabajo el azar.
Un cuaderno, comenzado en 2012, registra en sus páginas proyectos e ideas o bien recrea con tinta y grafito y frecuentes collages sus experiencias marcadas por los itinerarios urbanos o sus recreaciones de cajas o de sus elementos, una vez desmontadas. Abundan los mapas y los planos y los testimonios de sus trayectos, enriquecidos estos últimos meses por su estancia en la ciudad a la que se ha trasladado para una residencia con objeto de ampliar su investigación académica durante el último cuatrimestre del presente año, Madrid, como hace reconocible el empleo de los bonometros, notables por su color rosado, o un breve viaje a Lisboa.
Las obras de su primera exposición en España se integran en una serie de dibujos a la tinta china abierta en México sobre cartulinas amarillas y que  procedía a la recreación gráfica de las fotografías que tomó en su ciudad natal, en el exterior del mercado de abastos de Iztapalapa en un establecimiento familiar de compra, reparación y venta de las cajas de madera o que recreaban su intervención en Xochimilco, en noviembre de 2012, que denominó Integración, consistente en la incorporación a las pilas de cajas para su venta de otras serradas por él mismo, participantes del mismo rigor geométrico que caracteriza tanto a sus desplazamientos escultóricos como a sus intervenciones en espacios específicos.
Como aquellos dibujos, los presentados en Habitar la Línea constituyen versiones gráficas de imágenes procedentes de su archivo fotográfico, aunque en esta ocasión ha introducido el color (mediante pigmentos al acrílico y la acuarela) y ha recurrido al collage y como soporte, a papeles de acuarela.
Más sobre Daniel Ventura – www.behance.net/dventura