Naturaleza desprendida es un proyecto artístico que habla de la desconexión del hombre con su entorno. La grave crisis ecológica que estamos viviendo nos exige redirigir la mirada a lo natural y entender que somos parte de una biodiversidad que debemos reconocer y respetar. Pocos son los lugares donde podemos ver a la naturaleza como ese lugar lejano y salvaje. El planeta ha sido colonizado en su práctica totalidad, el hombre ha puesto al límite la explotación de los recursos naturales no renovables y ha llegado al dominio estructural de la propia naturaleza, acomodándose los procesos naturales, su diversidad, espontaneidad y su entramado genético.
No es raro que surja un sentimiento de pérdida y también de esperanza. Naturaleza desprendida atiende al abuso y la apropiación indiscriminada y mantiene una confianza en la generosidad de la propia naturaleza, la que brota, la que revive los espacios y fortifica la vida.
Con una mirada poética, cargada de emoción, nos acercaremos a lo natural, un concepto no definido y saturado de modelos heredados del pasado pero capaz de reconstruir y restaurar una separación entre nuestro entorno construido y nuestra necesidad de estar en contacto con la naturaleza.
El proyecto se aborda a través de tres bloques y un lenguaje común, el dibujo:
Naturaleza plegada juega con el espacio, un trabajo tridimensional en papel donde los elementos naturales brotan de las esquinas y estructuras arquitectónicas.
Naturaleza reflejada, bastidores con papel de seda sirven de soporte a unas imágenes leves y sutiles que nos evocan la riqueza de lo natural.
Y, Naturaleza desprendida, el bloque da nombre a todo el proyecto por ser el que ilustra de una manera más directa esa sensación de desposesión, perdida y nostalgia en la representación del medio natural. A través de técnicas aditivas de grabado, la naturaleza se desprende recordando ese proceso de desgaste y olvido sin precedentes.
nos esboza la nostalgia de una naturaleza desvaída, perdida sin su color, como algo poseído. sobrepuesta en pliegues de geometría urbana. melancolía volátil que surge de la ciudad que reconoce, de la esquina con algo de culpa, del desligamiento de la naturaleza.
sobre la distancia surcada y uniforme de un papel blanco, se agolpan hojas, raíces, ramas, naturaleza amontonada llena de grafito, un ordenamiento apropiado entre ángulos del recuerdo bucólico, de su pasión, de la tierra abandonada de memoria. acaso podría ser diferente, menos dañada.
entregada a ese bosque blanco escuchando movimientos de hojas, pausando silencios de ramas, silvestre y encauzada.
pero “ningún Cósimo podrá ya avanzar por los árboles.” I.C.
para el hombre por no haber sabido captar la pasión de la naturaleza.
j.h.
Sobre Julia r. Ortega
Tras obtener la licenciatura de Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, en el 2002, regreso a Madrid donde estudio el Master de Teoría y Práctica en Arte Contemporáneo y adquiero el Diploma de Estudios Avanzados en Didáctica de la Expresión Plástica por la Universidad Complutense de Madrid. Con la decisión de enfocar mi carrera profesional a la gestión cultural y la docencia, trabajo como profesora en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, en el Museo Guggenheim-Bilbao en la Subdirección de Educación y colaboro en la coordinación de exposiciones de diversas instituciones públicas y privadas.